Escrito por: Carla Saldívar Canales
Gestora de contenidos Ziemax
Una idea fundamental para abordar la comprensión lectora es asumir que requiere tanto del procesamiento textual (comprender la estructura de un texto), en conjunto con integración de lo que se extrae del texto, las experiencias y conocimientos previos del lector, inferencias según los esquemas cognitivos del lector y la interpretación que realiza del texto, es decir, es un proceso con alto nivel de complejidad que vincula simultáneamente las características del texto y las del lector.
Los procesos y habilidades que se activan para lograr la comprensión lectora no son intuitivos del lector, sino que requieren de la ayuda de otro (un entorno social y las personas que intervienen dentro de este entorno) para su desarrollo. Según Vygostski (1996) «a diferencia de lo que ocurre con el lenguaje hablado en el que los niños avanzan espontáneamente, el lenguaje escrito se basa en una instrucción artificial». De ese modo, la comprensión del lenguaje escrito constituye una forma de desarrollo que requiere de la participación del sujeto en un proceso de interacción social específico.
Se propone entonces que la compresión de lectura podría mejorar a partir de la interacción entre estudiante y docente, en especial si se dirige la enseñanza a partir del uso de estrategias.
Según una investigación realizada en Colombia (Martínez- Díaz, Díaz, y Rodríguez, 2011) propone que la interacción de andamiaje en el aula requiere de las siguientes estrategias:
- Procedimientos facilitadores que ayudan a los estudiantes a aprender habilidades implícitas. Por ejemplo, el uso intencionado de estrategias específicas para la comprensión.
- Uso de modelos facilitadores. Por ejemplo, utilizar la muestra de las acciones que se deben realizar como referencia.
- Pensar en voz alta. Es una forma es que el profesor modela los procesos del pensamiento, mostrando a los estudiantes las revisiones y elecciones que realiza al utilizar los procedimientos facilitadores.
- Anticipar las áreas difíciles y utilizar los errores como espacio de aprendizaje.
- Proporcionar apoyos o tarjetas de señales. Esta es una estrategia donde los procedimientos facilitadores se escriben en “tarjetas de apoyo” que los estudiantes conservan como evidencia durante el trabajo. Al adquirir práctica las tarjetas se van haciendo innecesarias.
- Ofrecer ejemplos resueltos a medias y hacerlos resolver el resto.
- Regular la dificultad, comenzando con lo más sencillo y, progresivamente, aumentar la dificultad.
- Enseñanza recíproca, donde en ocasiones son los estudiantes los que asumen el rol explicativo, potenciando el uso de argumentos y evidenciando reflexiones que los llevaron a ejecutar alguna acción en específico.
- Proporcionar listas de verificación, enseñar a los estudiantes medios de auto-verificación para ayudarlos a regular la calidad de sus respuestas.
En los resultados del estudio se evidencia que la comprensión de lectura puede mejorar con la ayuda de un lector experto que oriente al principiante y esto se debe a que, con la guía del lector experto, el lector principiante logra determinar herramientas y maneras nuevas de entender y enfrentarse a las tareas.