Comenzando la primera semana de marzo nos sorprendimos con la noticia de la entrega de los resultados SIMCE 2023 y más aún con la grata sorpresa de que los resultados obtenidos demuestran el avance y mejora respecto a la brecha de aprendizajes que nos dejó la pandemia.
La entrega de resultados a comienzo de marzo es un hito significativo, ya que tal como se señala, tener datos oportunos sobre el estado del desarrollo de la calidad educativa en mis estudiantes es fundamental en la toma de decisión para la gestión que, sin duda, impacta en la calidad de los aprendizajes.
Respecto a los resultados, recordar que el año pasado observábamos un panorama ampliamente adverso, donde las conclusiones de los datos indicaban que existía un retroceso de casi 15 años en términos educativos. Es por ello que obtener en matemáticas en los estudiantes de cuarto básico un alza de 9 puntos, la más relevante en la última década, y de 5 puntos en segundo medio, es el reflejo del compromiso de las instituciones educacionales, sociedad civil y familias en reparar lo que pensábamos sería una tarea compleja.
Sobre los resultados en lenguaje, si bien se mantuvieron, subiendo muy poco en cada uno de los niveles evaluados, estos nos indican que no debemos dejar de estar alertas, ya que la recuperación en los rezagos en el desarrollo de la habilidad comprensiva es fundamental para el logro general de los estudiantes y el resto de su trayectoria educativa, facilitando la incorporación de aprendizajes y estimando que al finalizar su paso por la escuela la comprensión lectora sea una competencia que les dé herramientas para desenvolverse en el ámbito social y su desarrollo profesional.
Es importante indicar que SIMCE no solo son resultados académicos, sino también la medición de indicadores de desarrollo personal y social, donde entre algunos están la convivencia escolar, la percepción personal, autoestima académica, hábitos saludables. Es fundamental destacar que aquellas escuelas que lograron fortalecer los ámbitos de la convivencia escolar, son las que logran mejorar sus resultados, siendo un indicador no menor, considerando que luego de la pandemia, el sistema escolar atravesó una crisis potente respecto a este tema, lo que nos llevó a entender que el desarrollo educativo es un proceso integral y amplio que no solo se acota a la sala de clases y los conocimientos. Los desafíos que nos deja SIMCE es seguir mirando esta medición como un medio y no un fin, considerando que como toda evaluación nos entregara antecedentes valiosos de un proceso inserto en la gestión de estrategias y acciones de una trayectoria educativa y no la preparación de un grupo de estudiantes para responder adecuadamente a las exigencias de una prueba, recordando que los antecedentes que se nos presenta son el reflejo de la educación de nuestro país y la proyección de los avances sociales y económicos respecto al éxito del funcionamiento de este sistema, admitiendo el compromiso de todos para poder mejorarlo y sentirnos orgullosos, tal como ocurre hoy, de la recuperación de aprendizajes, de los avances del sistema público y el acote de la brecha social e integrar el desafío de mejorar en lo que respecta la brecha de género, horizontes que nos convocan siempre a todos.