La habilidad para resolver problemas es una competencia esencial en la vida diaria y en el ámbito profesional. Los docentes tienen la oportunidad y la responsabilidad de desarrollar esta habilidad en sus estudiantes desde una edad temprana. Aquí te ofrecemos algunos consejos prácticos para fomentar la resolución de problemas en tus estudiantes.

Es fundamental que los estudiantes se sientan cómodos compartiendo ideas y cometiendo errores. Un entorno de aprendizaje abierto promueve la creatividad y la colaboración, elementos clave para la resolución efectiva de problemas. Para ello, algunas acciones importantes de instalar son:

  • Animar a los estudiantes a hacer preguntas: Las preguntas estimulan el pensamiento crítico y ayudan a los estudiantes a profundizar en su comprensión de los temas.
  • Valorar los errores como oportunidades de aprendizaje: Los errores son una parte natural del proceso de aprendizaje. Al normalizar los errores, ayudas a los estudiantes a verlos como pasos hacia la solución.

Otro elemento fundamental es incorporar problemas reales en las actividades del aula, esto hace que el aprendizaje sea más relevante y atractivo para los estudiantes. Para ello, algunas buenas actividades son:

  • Relacionar los problemas con intereses de los estudiantes: Al conectar los problemas con los intereses personales de los estudiantes, aumentas su motivación para encontrar soluciones. Algunos ejemplos son, el juego con cartas Pokémon, algunos juegos con puntajes en videojuegos o aplicaciones de celular, juegos de mesa, entre otros.
  • Presentar situaciones de la vida cotidiana: Llevar actividades que los estudiantes son partícipe en la vida cotidiana a ser resultas en la clase es una acción interesante que nos permite evidenciar la habilidad de resolver problemas de nuestros estudiantes. Algunos ejemplos de esto son, simular situaciones de compra tales como, feria de las pulgas o supermercado, crear o ejecutar una receta, planificar un viaje, recorrido o paseo.

Proporcionar a los estudiantes una metodología también es una acción fundamental, ya que les da un marco para abordar problemas de manera estructurada. La metodología Pólya es una propuesta que permite procesar la información de manera adecuada e integrar el desempeño de las otras habilidades del pensamiento matemático que fortalecen la habilidad de resolver problemas. Sus pasos son:

  • Comprender el problema: mediante preguntas como, ¿cuál es la incógnita? ¿cuáles son los datos? ¿cuál y cómo es la condición?, el estudiante debe contextualizar el problema. Esta fase fortalece la habilidad de modelar.
  • Elabora un plan: En esta fase, Polya sugiere encontrar algún problema similar al que se confronta y/o poner en acción los conocimientos para el desempeño de la resolución. En esta fase se fortalece la habilidad de representar.
  • Resuelve o ejecuta tu plan: Toda vez que se tiene en claro un plan, este debe ejecutarse y observar los resultados. En esta fase se fortalece la habilidad de resolver problemas.
  • Verifica y argumenta: Una vez que ya se aplicó el plan, es necesario examinarlo. En esta parte del proceso es muy importante detenerse a observar qué fue lo que se hizo y argumentar las decisiones tomadas. Algunas preguntan pueden ser: ¿puedo verificar el resultado?, ¿puedo obtener el resultado de forma diferente? ¿puedo emplear el resultado o el mismo plan en algún otro problema? Esta fase fortalece la habilidad de argumentar y comunicar.

Desarrollar la habilidad de resolución de problemas en el aula es una inversión en el futuro de los estudiantes. Al crear un entorno de aprendizaje abierto, utilizar problemas del mundo real, enseñar con una metodología que los ordene son un salto a la enseñanza de las matemáticas de manera más profunda y significativa para nuestros estudiantes, para así permitirles observar esta disciplina más que una situación con mayor apropiación y estima, que sin duda se verá reflejado en los resultados que esperamos.

En el ámbito educativo, la evaluación es una pieza fundamental para medir el progreso y el logro de los estudiantes. Sin embargo, más allá de simplemente asignar calificaciones, la evaluación formativa es un mecanismo poderoso que no solo mide el aprendizaje, sino que también lo impulsa y lo mejora.

En este artículo, exploraremos en profundidad la evaluación formativa como una herramienta clave para fomentar la mejora continua en el proceso educativo.

¿Qué es la Evaluación Formativa?

La evaluación formativa es un enfoque de evaluación que se centra en el proceso de aprendizaje de los estudiantes en lugar de solo en los resultados finales. Su objetivo principal es proporcionar retroalimentación oportuna y específica que permita a los estudiantes identificar sus fortalezas, áreas de mejora y tomar medidas para avanzar en su aprendizaje.

Algunos de los beneficios de la evaluación formativa para la mejora del aprendizaje son:

  1. Retroalimentación constante: Permite identificar errores, corregir malentendidos y realizar ajustes en tiempo real para mejorar su aprendizaje.
  2. Fomento del autoaprendizaje: Al recibir retroalimentación específica y constructiva, los estudiantes son capaces de autorregular su aprendizaje, establecer metas realistas y seguir un plan de acción para mejorar continuamente.
  3. Identificación de necesidades de aprendizaje: Al enfocarse en el proceso de aprendizaje, la evaluación formativa ayuda a los educadores a identificar las necesidades individuales de cada estudiante y adaptar su enseñanza para satisfacer esas necesidades de manera más efectiva.
  4. Mejora de la enseñanza: La evaluación formativa no solo beneficia a los estudiantes, sino que también proporciona información valiosa a los educadores sobre la eficacia de sus métodos de enseñanza. Esta retroalimentación les permite ajustar y mejorar sus prácticas pedagógicas para satisfacer las necesidades de los estudiantes de manera más efectiva.
  5. Promoción de un ambiente de aprendizaje positivo: Al estar centrado en el proceso de aprendizaje y la mejora continua, la evaluación formativa ayuda a crear un ambiente de aprendizaje positivo donde los errores se ven como oportunidades de crecimiento y mejora, en lugar de como fracasos.

Incorporar la evaluación formativa no refiere únicamente a quitar la calificación constante en los procesos de enseñanza, sino que es una herramienta poderosa que permitirá impulsar mejoras profundas y continuas a partir de los datos reales de los procesos educativos, generando la toma de decisiones oportunas y diálogos permanentes. De allí la importancia de capacitarnos de manera adecuada en las implicancias del decreto 67, la implementación de acciones formativas, remediales y la correcta retroalimentación de aprendizajes, que nos permitan el desarrollo real de lo formativo en una evaluación en beneficio de la trayectoria educativa de nuestros estudiantes.